jueves, mayo 11, 2006

Memorias De Un Libro

Hay libros que se mantienen postergados al tiempo, descansando funebremente de su mal sueño o pesado viaje. Aquellos, que están en el desván de nuestra vida, libros viudos tal vez, que siente haber perdido su amado lector, eh intentan recuperar las fuerzas para cautivar a otros. Viejos o jóvenes, coquetos o desgarbados buscan ser el centro de tu atención, de pronto caen en un lugar muy luminoso y grande; de forma inesperada, y se dan cuenta que no eran los únicos que tenían esa postergación, esa letame religiosa, esa nostalgia por el pasado, eh intentan mostrar sus mejores ángulos –ante esta ultima oportunidad que os da la vida-, y soplan sus contratapas para que tu puedas fisgonear en su interior, de pronto siente que tus miradas libidinosas lo apabullan, lo ruborizan, se sienten desnudos, desprotegidos, hasta que alguien lo alzan –el elegido ha elegido- a contracorriente, se deja ser, su lomo se deja ser, y empieza a ponerse nerviosa cada una de sus hojas, siente que de ese lector de turno desea mas, y no se siente preparada, nadie aun la había abierto, la había explorado, había mirado interiormente, hurgado en sus hojas, siente la textura tosca, entrar entre sus dos mantos, su gramaje empieza erizarse, un pequeño estupor sale de lo mas intimo de su celulosa, el amante de turno empieza a leer, a recoger cada uno de sus lunares alfanuméricos, los degusta uno a uno, palmo a palmo y ella ya se siente saciada al hartazgo, pero el insatisfecho, voltea ligeramente la hoja, y empieza por otra, sigue susurrando palabras dulces y calidas, no se imaginaba que en su interior podía existir tanta dulzura textual, tanta pasión textual, por un minuto se sorprende de ser tan ardiente, tan sensible por dentro, intenta decirle inútilmente, que se detenga, que vasta, vasta, que se deshoja de placer, pero el sigue devorándola inhiestamente, ahora la voltea por completo, para ver su contracarátula, para a leer en su dorso, derrama los dedos curtidos sobre ella, ya no aguanta tanta indiferencia de su parte, desea con fuerza que la lleva a otros rumbos, a otras latitudes, a lugares mas íntimos, donde pueda ella complacerla mas abiertamente, y no tan públicamente y mas púdicamente, pero el no se da cuenta, e indiferente la regresa a su contratapa, observando las imágenes que reproducen su cuerpo a través de los anteojos de él.
Era la primera vez que se veía así: tan sensual, tan sexy, tan picara, y de pronto sus manos se detienen, pronuncia unas palabras irreproducibles, no entiende, por un instante el placer se transforma en miedo, temor y escalofríos, siente que su amante la dejara, noo, noo, no te vayas, quédate aun, tengo muchas hojas mas que necesitan ser devoradas, que necesitan ser saciadas por tus manos, noo, noo no te vayas, quédate; tanto tiempo muerta en vida, apagada y fría, y tu, de un santiamén, me llenas de este fuego insaciable, y ahora te quieres ir, me quieres dejar con esta pasion marchitarse. Siento otros dedos, mas fríos que mis lomos, quiero llorar, desconsoladamente, no puede irse así el amor, sollozó, mis hojas tirititean de dolor, pierdo por momentos la conciencia, desfallezco de tanto llanto, por unos minutos, al despertar bruscamente, siento que alguien me desviste violentamente, temo lo peor, las fabulas de mis ancestros llegan a mi mente, las imágenes dé las grandes fogatas devorar miles de inocentes libros me perturba.
De pronto siento unos dedos, unas manos deslizar de nuevo mis lomos, los siento familiares, reposo luego en un frió caobe, una luz tenue y amarrilla, me alumbra, como si quisiera resaltar mi figura, y oh Dios, esos lentes, y los dedos deslizar de nuevo mis lomos y mis interiores, es él, es él, él y me abre, como la primera vez, dulcemente, sin prisa, empieza por mi contra portada, lee, altisonantemente, su voz, se desliza por la habitación, sus dedos, y sigue, y continua, asi otra vez mas, el ritual ceremonioso…
Hay libros que se mantienen postergados por el tiempo, como bella durmiente, esperando los labios-dedos de aquel principe-lector.

viernes, mayo 05, 2006

Un Espacio En El Espacio...

No voy a negar que me fue dificil sacarte a la luz, no voy a negar que me hiciste sufrir, como la mas coqueta enamorada, a quien solo busco robarle un beso, o como aquel hijo de quien nunca podre decir: "que te he parido, con el dolor de mis entrañas".La genesis de este blog, dira que fue ardua, sufrida, de una profunda desesperacion y desolacion. La imposibilidad de tenerte ya como un espacio virtual, fue cada vez mas real y remota a la vez. Fue dificil el concebirte, por momentos cai en el pesemismo. Cosa rara para quien escribe y se describe jactancioso conocedor de su acceso y facilidades al mundo virtual. Gracias a las arduas horas metidas y dedicadas estaticamente frente a un monitor. Solo pedia un espacio, en este otro espacio virtual, solo pedia desfogar deliberadamente el conjunto de vocablos, como quien deja suelto un mensaje en una botella, a la mar; esperando que algun ingenuo o candido viajero o mejor - porque no- una viajera, pueda decifrarlo. Como quien quieres que decifre tu corazon, de por ya jeroglifico.
"Un niño-Masao- , que vive con su abuela se encuentra aburrido, porque con las vacasiones se han ido todos sus amigos. Asi que desea emprender un viaje hacia la costa para encontrarse con su madre a la que no ve desde que era un bebé; por circunstancias azarosas su compañero de travesía será el amigo de su abuela -Kikujiro-, un ludopata cínico, perverso, apostador, ladron de pocamonta quien a la vez posee la ingenuidad y la capacidad de juego de un niño. En el camino Masao crecerá y Kikujiro se encontrará con aquel que nunca fue, tan simple como eso."
Todos de alguna u otra forma, somos como Masao, y buscamos ansiosamente nuestra felicidad, nuestro amor, ese que llene nuestra vidas, figurada en esa madre que un dia desidimos buscar; pero en ese trayecto, la realidad personificada en Kikujiro, nos empide llegar a ese destino onirico y anhelado, asi empieza la leyenda una vez mas, como otras veces, ah escribirse la cruel dicotomia hamletiana: ser o no ser...
Emprendamos este viaje, de la mano de nuestra miserable realidad en busca de la febril doncella, de rostro de luna, cabellos escarchados de estrella y traje de angel tul, llamada amor. El hombre siempre busca regresar al origen de su vida.